![](https://static.wixstatic.com/media/4454f3_89dcaadee800409a9db35252eac92928.jpg/v1/fill/w_350,h_414,al_c,q_80,usm_0.66_1.00_0.01,enc_avif,quality_auto/4454f3_89dcaadee800409a9db35252eac92928.jpg)
Los del Sur,
el orgullo está en la hinchada
Lugar: Estadio Atanasio Girardot
Por: Paula Molina Olarte
Para los verdaderos hinchas del fútbol, el tiempo del partido empieza mucho antes de que suene el silbato. Las reuniones de logística, los ensayos de la banda musical y la previa en la Carrera 70 hacen parte de los actos protocolarios que realizan los barristas de Atlético Nacional.
Detrás de la hinchada más grande de Colombia, que este 2015 cumple 18 años, existe toda una historia que vale la pena recordar. A comienzos de los años 90 el seguimiento de aficionados para ver a Nacional ya se hacía incalculable. En 1992 se creó el grupo organizado de hinchas que sería el predecesor de Los del Sur, se hacían llamar ‘El Escándalo Verde’ y se ubicaban en la tribuna oriental, pero faltaba algo, una barra más popular en la que pudiera participar cualquier aficionado.
Fue entonces cuando un grupo de jóvenes de la ciudad tuvo la iniciativa de trabajar en busca de la explosión de su sentimiento y lograron construir un movimiento social que se tomó todos los rincones de Colombia. Los fundadores de la barra fueron 15, crearon una organización interna, comités para trapos, tiras, banderas, excursiones, contacto con el Club y recolección de recursos.
En 1997 se denominaron como Los Del Sur. “La meta era alcanzar las 500 personas, pero nunca pensamos que nuestra iniciativa fuera a tomar tanta fuerza, al cabo de un año superábamos los dos mil integrantes”, recuerda ‘El Abuelo’ Guillermo Morales, uno de los primeros miembros que perteneció al grupo.
Se creó entonces el Comité Central de Los del Sur, un grupo de 25 personas conformado por los fundadores de la barra, encargados de reunirse para tomar las decisiones más importantes. Aún hoy los pioneros y sus sucesores continúan encontrándose en el centro comercial Obelisco, ubicado junto al estadio, para hacer seguimiento a los temas relativos a la hinchada.
Con el crecimiento de la barra comenzaron a aparecer grupos representantes de algunos barrios de Medellín y organizaron combos. El primero en ser fundado fue ‘Los Vándalos’, y a este se le fueron sumando más. Actualmente la barra cuenta con alrededor de 70 combos, cada uno con sus banderas, ‘trapos’ marcados con sus nombres y líderes que los representan y responden a las órdenes de El Comité.
“Se convirtieron en un país aparte, inmenso, capaz de romper barreras. Crearon todo un movimiento de inclusión social para los jóvenes, hicieron lo posible por alejarlos de los ambientes hostiles y barrios violentos”, afirma Wilson Buitrago, representante del comité social de la barra.
Pero el mayor orgullo de la barra es ser el ‘jugador número 12’ de Atlético Nacional. Bultos de papel, banderas gigantes, extintores de colores, sombrillas, bengalas y rollos de papel hacen parte del repertorio con el que recibe la hinchada al equipo y que el grupo de logística prepara siempre cuatro horas antes de comenzar el partido.
Solo estando ahí en la tribuna popular, viviéndola, se puede sentir la percusión, los coros y la vibración que producen los saltos de la masa sobre la tribuna. Los barristas comparten uno que otro pase de perica o marihuana y llevan en bolsas de plástico el famoso ‘maracuyoso’, una bebida alcohólica dulce, amarillenta y barata. Los más jóvenes se paran en las barandas y se sostienen de las tiras de tela que cuelgan en la tribuna para poder saltar más alto y cantar más fuerte.
Antes de cada partido los ‘sureños’ se reúnen en la parte baja de las tribunas para presenciar la entrada de la instrumental, el grupo musical de la barra conocido como La Banda. Oscar ‘El Cantante’ dirige a los muchachos que con los bombos, redoblantes y trompetas gritan las canciones para que los jugadores los escuchen desde los camerinos. “Por lo general durante los 90 minutos de partido cantan alrededor de 12 canciones diferentes para alentar al equipo y deleitar la afición verde”, cuenta Oscar.
Los del Sur viajan entre 8 y 10 veces en el país por semestre y si hay partidos internacionales también se desplazan. “La barra ha demostrado en todos los estadios del continente que ninguna hinchada viaja tanto como nosotros. Tomamos carros, buses, mulas y motos para poder cruzar las fronteras”, afirma Carlos Araque, más conocido como ‘El Tama’, quien se encarga de organizar las excursiones. En sus primeros 15 años la barra viajó un total de 390.000 kilómetros, más que la distancia que existe entre la Tierra y la Luna.
“Ser ‘sureño’ es sentirse único, privilegiado.
Un auténtico hincha que alienta distinto y consigue hacer que los otros quieran alentar como él. Dejamos de ser un observadores y nos convertimos en un actor fundamental del compromiso futbolístico, tanto de local como de visitante” afirma Felipe Muñoz, líder de
Los del Sur.
En el Estadio Atanasio Girardot la pasión personal pasa a ser una euforia colectiva. Partido tras partido los ‘sureños’ animan con sus cantos, banderas y redobles de tambores a los jugadores del equipo de sus pasiones. Aún después de que se apagan las luces, el eco de los barristas se impone frente al silencio que deja cada partido, demostrando orgullosamente que la hinchada de Los del Sur es tan grande e importante como el equipo de sus pasiones.